¿Doma Racional o Doma Natural?

Randall Ray Arms

Hace unos años que se esta haciendo más popular el iniciar los caballos con métodos que son más respetuosos del caballo que la amansa bruta que por tantos años ha perdurado en la tradición. La idea es ganarle el respeto al caballo de manera que uno puede encaminarlo por una serie de pasos progresivos que permiten una mayor probabilidad de aceptación a la eventual monta del jinete.

Muchos términos se usan para describir estos antiguos procedimientos que últimamente se están reintroduciendo al mundo ecuestre con mucha efectividad. Debido a un libro popular y una subsiguiente pelicula, el termino de “Susurradores de Caballos” (horse whisperers) frecuentemente se usa para describir la gente que ha desarrollado estos sensitivos modos de comunicarse con el equino. Como somos bueno para castellanizar palabras populares en Ingles, probablemente con tiempo la profesión se conocerá como“Jors Huisperadores”. Pero en una veta mas seria, el procedimiento en Chile, generalmente se llama “La Amansa Racional” mientras en EE.UU. es más común el vocablo que se podría traducir como la “Amansa Natural”.

Hace poco leí una revista Española que discrepaba con el uso intercambiable de estos últimos dos términos. El alegato, bastante lógico por cierto, era que en la Amansa Racional, se racionaliza métodos que son más efectivos y seguros para el hombre. En cambio, no siempre toman en cuenta lo que es más fácil para que el caballo lo entienda dentro del comportamiento que le es propio.Por ejemplo, hay quienes manean los caballos en distintas etapas del procedimiento para inmovilizar el caballo mientras el domador corre menos riesgo. Esta táctica es razonable debido a que el caballo es un animal de presa, que se defiende con su capacidad de huida. Al quitarle esa alternativa, imposibilita el caballo despegarse del amansador, tampoco puede fácilmente hacerle daño al entrenador, y sicológicamente se entrega al realizar que esta totalmente indefenso.

Amarrar una mano o pata para arriba, no deja de tener su pequeño riesgo para animales que reaccionan violentamente dejando caer todo su peso en una sola extremidad. Hay quienes evitan esto maneando las dos manos juntas para que pueda soportar todo su peso en las cuatro patas, mientras quedan paralizado por restringir los pasos independientes que normalmente ejecutan en el movimiento hacia delante. Pero aquellos individuos más rebeldes o asustadizos, pueden hacer unos movimientos increíbles al sentir el pánico de la detención. He visto caballos que en un salto salvaje para arriba y adelante han quedado con el talón del casco de una pata enganchado por arriba de la manea que ajunta mas manos. Al caer al suelo, la fuerza que hacen para tratar de soltarse es impactante. No solo es difícil soltarlo de su predicamento, pero también el caballo se arriesga desgarros por una luchar tan intensa. Obviamente cualquier animal que ha tenido estas reacciones, sufra o no consecuencias físicas, quedará con cicatrices profundas en la confianza que puede tener por el hombre.

Otras, practicas antiguas que han salido a flote con nuevos vendedores de métodos de amansa, es el botar el caballo al suelo con amarres que limitan su movimiento mientras aplican presiones desequilibrantes. Nuevamente la inmovilización del caballo rápidamente le quiebra el espíritu de lucha a la mayoría de caballos. Reconozco que muchos de los que hacen esta labor tienen una técnica buena que causa poco dolor físico al caballo, pero indudablemente el efecto psicológico de denigración es algo que no se parece a nada en la vida normal de un caballo silvestre.

Hay quienes impresionan su publico recostándose sobre el animal echado y acariciándolo por todos lados con mucha sensibilidad. Si bien la intención es buena, está claro que esta es una táctica racional para el hombre que asegura ya no estar en peligro. Definitivamente no es un procedimiento natural para el caballo que desconoce este tipo de lenguaje entre los miembros de su especie.

Desgraciadamente estos modos también tienen su riesgo con animales de mucho espíritu de lucha. Nunca olvidaré, un profesor mi universidad que nos mostró este método con un Appaloosa particularmente difícil. El caballo lucho, y lucho por soltarse de sus confines y nuestro profesor aseguro que el tiempo causaría el animal rendirse, pero para su vergüenza, finalmente acabo con la vida del orgulloso ejemplar.

Hay otras metodologías que se han propagado a través de la historia, que también fueron ampliamente probados por tribus de nativos. Las primeras montas se hacían en un río donde la profundidad del agua dificultaba la lucha del caballo, mientras asegura menos daños a un jinete que se fuese botado de su cabalgadura. Nuevamente estos métodos “racionales”  buscaban una mayor efectividad debajo parámetros que confinaban las opciones del caballo, mientras disminuían los riesgos para los amansadores.

A diferencia, la Doma Natural se concentra en tratar de buscar la sumisión del equino apelando a su propio criterio de optar acercarse a un domador que usa un lenguaje de cuerpo que es interpretable por el caballo. Para esto es importante que el domador entienda bien como, y a que distancia, debe colocar su cuerpo en relación al caballo. Igualmente importante es que el mismo sepa interpretar las señales que le da el caballo para iniciar un intercambio de acciones que van fortaleciendo la idea del acercamiento. Finalmente, cuando el objetivo se logra, el caballo debe sentir una mayor seguridad, tranquilidad y descanso estando al lado del domador, que estando lejos. Cuando esto se logra, el caballo opta por aceptar la dominancia pasiva del humano y seguirlo donde sea que se dirige, mostrando una unión con ese nuevo miembro de su manada, que ahora se compone de dos individuos.

Inicialmente se popularizó la idea de pensar que el hombre debiera imitar el miembro alfa de la manada caballar. O sea, el mandamás que tiene el mayor respeto. Usualmente esto se identificaba como el padrillo de la manada, que con actos de agresión antes comportamientos no deseados, mantenía todos los miembros de su harem en su lugar. Sin duda hay amansadores que imitan este comportamiento. Tienen claro que tienen que buscar la entrega que lleva el caballo a unirse con ellos, pero cuando lo logran, abusan de ella. Cuando ya el caballo está reconociendo que es el segundo en comando, algunos domadores “ahorran tiempo” castigando el caballo cuando elige una acción equivocada en vez de premiar la decisión correcta.

Es interesante, que en las manadas silvestres generalmente el verdadero líder es una yegua de mas edad. Por lo general los potros tienden a perder su jerarquía cada 4 o 5 años ante jóvenes mas dotados que continuamente retan su posición. En cambio la yegua cabecilla es la que tiene los años de experiencia de donde están los nutrientes claves en distintas épocas del año, los mejores senderos para huir de un peligro, en fin mucha de la sabiduría que asegura la sobre vivencia de la manada. Ningún animal duda del criterio de la yegua guía y generalmente solo la vejez o un accidente mortal la hace perder su rango. Por lo tanto este animal tiene una dominancia, pero pasiva. Es realmente respetada por los demás animales en la manada, pero muy raras veces ella tiene que optar a la agresión para obtener seguidores. Creo que hace más lógica que el domador trate de imitar este ser asertivo, que vela por los intereses de sus subalternos que también respeta, para ir creando una sociedad más cooperadora con el caballo que espera amigar.

Últimamente, a Chile llego una nueva táctica donde se aplica los principios básicos de una doma natural, en lo cual el domador trabaja con mucho énfasis en obtener la flexión lateral en los caballos antes de montar. Se sabe que el caballo difícilmente puede corcovear cuando tiene la cabeza doblada para un lado, y creo que el razonamiento detrás de esta metodología es precisamente tener más seguridad de controlar el caballo en el momento que el jinete se instala en la montura.

A mi criterio esto es un pequeño desvío de la amansa natural, a la amansa racional. Lo enseñado es ese momento tienen muy poco entendimiento en el lenguaje de los equinos. Realmente no facilita nada en particular al entendimiento del equino en su primer día de doma. Está claro que lo que se busca es tener un “seguro” para poder disminuir los riesgos cuando se efectúa la primera monta.

Mi problema con esta teoría, es que uno esta gastando minutos preciosos energía y  concentración del caballo, para enseñarle un movimiento que contrarresta el impulso de mover hacia delante. En mi forma de pensar, lo más importante para un caballo en doma es tener confianza en un domador. Si le tiene confianza, automáticamente tendrá un grado de respeto, y con respeto le va a prestar atención. Teniendo esta atención, el domador asegurara que el caballo domine 5 comandos básicos. Cuatro tienen que ver con impulsos en distintas direcciones y velocidades y el quinto es aflojar todo impulso, o sea, parar.

Si el domador lograr ganar la confianza del caballo para aceptar la montura y su persona encima, es muy difícil que el caballo no entregue la confianza de impulsar los dos en la dirección y velocidad deseada. La energía y concentración del caballo en este primer día de clases, se tiene que aprovechar para esto más que nada. Realmente hasta que no domine muy bien el concepto de proyectarse adelante en diversas velocidades y parar cuando es pedido, no es lógico a mi juicio enfocar en las flexiones laterales. Incluso, por uno a dos meses, el mensaje constantemente reforzado en la educación del caballo debe ser: mover cuando siente presión y que siga la dirección de su cabeza.

Solo cuando esto esta claramente inculcado en el caballo, es momento de empezar con las flexiones laterales, que por cierto tienen un papel sumamente importante en el futuro entrenamiento del caballo. Pero discrepo con la idea de que esto se trate de enseñar prematuramente, simplemente para tener más garantías para controlar un caballo indómito. Si hacemos nuestra tarea bien, imitando la yegua imperiosa de la manada, establecemos una dominancia pasiva que crea seguridad por nuestros actos de cariño ante las decisiones deseadas de nuestros pupilos. Ante esa realidad, la menor preocupación será el control de un caballo rebelde. No debemos desgastar nuestros caballos en ejercicios que los desvían del objetivo principal de reaccionar a nuestras señales para efectuar el impulso hacia delante, hacia atrás y dejar de impulsar para volver a un estado de relajamiento total.

Recordemos que la terminología correcta para la metodología que mejor entiende el caballo, es la Doma Natural. En este sistema trataremos de hablar el lenguaje del caballo y esforzarnos a entender sus mensajes también. Los objetivos que esperamos lograr deben ser enseñado dando opciones al caballo y premiarlo cuando escoge la alternativa deseada. Yo uso mucho refuerzo verbal y con la constancia de mis peticiones, el caballo rápidamente aprende varias órdenes claves. Más importante aún, es que mi voz le hace realizar cuando hizo una decisión correcta y me permite tranquilizarlo en momentos de ansiedad. Esto es la base para todo lo que le enseñaré en el futuro y el uso continuo de estas vías de comunicación hará que nos comprendamos progresivamente con mayor sutileza.

El autor, Randall Ray Arms, PAS es un “Profesional Animal Scientist” que está dedicado al entrenamiento natural de caballos. Si desea usar sus servicios, contactelo en: randall@chileanhorse.com- cel. +1 (859) 320 1224